[…] Una rabia nacida del hastío llameaba y hervía muy profundamente en él, nutrida por decisiones que no había podido evitar. Sabía qué senda debían seguir sus pies. La había visto innumerables veces. ¿La había visto? Una vez… hacia mucho tiempo, había pensado en sí mismo como el inventor de un sistema de gobierno. Pero su invento había caído en los viejos esquemas. Era como un horrible artilugio con memoria plástica. Se puede moldear como uno desee, pero basta un momento de relajación y regresa inmediatamente a las antiguas formas. Fuerzas que trabajaban más allá de su alcance, en los corazones humanos, lo eludían y lo desafiaban.
El Mesías de Dune, Frank Herbert